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Una temporada de triatlón se puede hacer muy larga, sobre todo si no se hace una buena planificación. Sin pretender ser la verdad absoluta (es sólo mi opinión), os dejo algunas observaciones que he podido hacer a lo largo de las distintas temporadas que he experimentado desde que estoy enganchado al triatlón.

En Europa tenemos triatlones entre los meses de abril y octubre y tenemos muchas posibilidades de elección. A menudo, la temporada se plantea de la siguiente manera:

Una competición a principios de temporada a modo preparatorio o para calibrar el nivel de forma, otra a mediados de temporada, momento en el que nos encontramos en mejor forma y por consiguiente suele ser la carrera a la que hemos dedicado más esfuerzos y, por ultimo, una carrera a modo de cierre de temporada para disfrutar y no auto exigirnos un nivel de competitividad tan alto como en las carreras anteriores.

Esta claro que esto es solo un ejemplo. Habrá quien coincide con este calendario pero habrá múltiples configuraciones. Competir pronto significa haber hecho los deberes durante todo el invierno y eso, no siempre es fácil. Dicho esto, y aprovechando en el momento de la temporada que estamos voy a centrarme en otra posible opción de calendario que creo es muy común: Competir a finales de temporada.

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Aprovecharse de un mayor tiempo de entrenamiento (ya sea por el buen clima, horas de luz solar, periodo vacacional y más disponibilidad de entrenar…) a priori, parece una buena fórmula, ¿no? Puedo permitirme en invierno ser más flexible, podré preparar a conciencia mi “Día D” con menos percances y gozaré en líneas generales de mejor climatología para superar mis entrenamientos.

Todo lo mencionado anteriormente es cierto, pero es una arma de doble filo. Me explicaré: El invierno es largo. Es cierto que nuestro clima no es el del norte de Europa y el frío se hace bastante llevadero pero relajarse más de la cuenta debido a que nuestro gran día queda  a muchos meses vista puede ser el principio de nuestros percances. Las pretemporadas sirven para preparar el cuerpo para los ciclos de carga por lo que ser activos durante todo el invierno nos permitirá empezar a entrenar con garantías llegado el momento. No es momento de apretarse las tuercas ni volverse loco pero sí de ir tocando las tres disciplinas (natación y a pié me parecen fundamentales en este periodo) y familiarizarse con el gimnasio para fortalecer el cuerpo en general, que nos protegerá de posibles lesiones.

No es necesario competir en este periodo, si se quiere, se puede hacer alguna carrera para romper con la rutina y disfrutar pero en carreras más bien cortas.

Una vez pasado el invierno y con el inicio de la temporada triatlética aquí llega el verdadero problema. Cientos de competiciones, nuestro amigos compitiendo semana tras semana y, nosotros no queremos ser menos! Resulta que el ha entrenado para tener su mejor nivel de forma en junio-julio y nosotros, que competimos en octubre queremos ir tanto a más rápido que el en los entrenos que coincidimos y por supuesto, en las competiciones…

Si sigues este patrón, lo más probable es que llegues a octubre A) lesionado, B) pasado de forma, C) con ganas de que pase la carrera o D)sin ganas de competir.

Competimos por diversión, en la mayoría de los casos, nuestro trabajo queda muy lejos de nadar, pedalear y correr por lo que disfrutemos de estos días señalados como es debido. No hay necesidad de competir cada semana, no hay que entrenar todo el año a alta intensidad. Si de verdad tenemos ilusión en llegar lo mejor posible a una carrera, la prepararemos bien pero eso, no significa que haremos más quilómetros que nadie, que nos apuntaremos a todas las carreras del calendario, ni que tendremos nuestro mejor nivel de forma durante todo el año pues eso, no es posible. Si vas a competir en Octubre y en Abril estás más fuerte que nunca… o haces las cosas muy bien los meses posteriores o olvídate de rendir a tu mejor nivel ese día señalado.

Otro aspecto a tener en cuenta es el periodo vacacional. Si se encuentra dentro de tu fase de preparación hay que tener mucho cuidado. Es probable que tengas más tiempo libre para hacer tus sesiones, pero no por ello debes aumentar las horas semanales de entreno en gran cantidad. Si tu cuerpo está acostumbrado a entrenar 8-12h/semanales y, de repente durante 2-3 semanas aumentas las horas de entreno al doble (+/-20h) es probable que tu cuerpo no lo tolere y se manifieste en modo de molestias, cansancio elevado o lesión en el peor de los casos. Esta temporada he terminado de comprobar que el “hacer por hacer” sirve de poco o muy poco. Más vale hacer menos sesiones pero que les puedas sacar un provecho a todas y cada una de ellas que no encadenar sesiones sin estar bien recuperado o con fuerzas para cumplir con los objetivos marcados del entrenamiento.

A falta de 12 semanas es cuando de verdad deberemos volcarnos en nuestro objetivo. Si se ha afrontado cada punto de la temporada como se debe, será tiempo suficiente para afinar cuerpo y mente. En este periodo deberían aparecer los entrenos más duros que, en ocasiones coincidirán con los días más cálidos del año, pero, si los haces con cabeza y te hidratas bien en todo momento, te aportarán un nivel de experiencia valiosísimo de cara a tu gran objetivo de año!

¡Espero que tengáis unas buenas vacaciones y disfrutéis de vuestros entrenamientos!

Vicenç Catellà

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