Las estadounidenses Sian Welch y Wendy Ingraham protagonizaron en el Ironman de Kona de 1997 una escena que no olvidaremos jamás. Competitividad y agonía llevados al extremo máximo en unos 100 metros finales que pasaron a la historia.
Antes de entrar en materia, queremos avisar de que lo que hoy veréis es una situación que bajo ningún concepto debería ser emulada por deportistas amateurs. Nuestro objetivo debe ser siempre el de mejorar nuestro rendimiento y resultados. Pero siempre teniendo claro que la salud es algo que no podemos poner en riesgo. Una indicación que las dos protagonistas de este artículo no contemplaron en ningún momento durante el tramo final del Campeonato del Mundo de Ironman de 1997. Y es que las estadounidenses Sian Welch y Wendy Ingraham firmaron unos 100 metros finales de prueba que pasaron a la historia.
Aquel día, la canadiense Heather Fuhr ganó en solitario el Mundial. Welch y Ingraham, más atrasadas, luchaban por la 3ª posición. La primera de las dos californianas superó a Ingraham a falta de 2kms para el final. Tenía el bronce a tocar después de que su compatriota le hubiera sacado una diferencia durante la carrera que llegó a los 4′. Pero todo se torció para Welch a falta de 100 metros y después de haber remontado de forma espectacular en el maratón. Sus piernas dijeron basta y la brasileña Fernanda Keller, que acaba de pasar también a Ingraham, la adelantó. El sueño del podio en Kona se acababa para las dos pero una de las escenas más duras y sacrificadas de la historia de la Larga Distancia no había hecho más que empezar.
Quedaban 100 metros para meta, Welch era 4ª y Ingraham 5ª. Pero las piernas dijeron basta. Ambas entraron en estado de colapso muscular y los calambres iban en aumento. Fue allí donde, sin fuerzas para correr y con Ingraham cada vez más cerca de Welch, comenzó un duelo “a gatas” por el suelo que quedará por siempre en el recuerdo. En especial para todo el público que se encontraba en la recta final del Ironman. Gente que no se creía lo que veía. Gente preocupada por la salud de Wendy Ingraham, que llegó primero a meta, y de Sian Welch en un momento para la posteridad que acabó con las dos finishers siendo atendidas por los servicios médicos.