El neozelandés pone fin a más de una década de carrera en la que el bronce mundial en la edición de 2021* le convirtió en héroe local.
Adiós a una leyenda continental. Así amanece el penúltimo día de octubre después de que Braden Currie (39) haya oficializado el final de su trayectoria profesional dentro del mundo del triatlón después de más de una década entre los mejores.
“Es un honor para mí poder anunciar mi retirada de las carreras Ironman. Ha sido un viaje increíble y siento que, a mi manera, he logrado más de lo que jamás creí que podría lograr en mi carrera. Ironman ha sido mi viaje durante la última década y ha sido increíble. No podría estar más orgulloso de lo que hemos logrado como familia y como equipo con los entrenadores y patrocinadores. Probablemente haya sido uno de los viajes más desafiantes que podría haber elegido. La dedicación que se necesita para ser un atleta de Ironman lo abarca todo. Es agotador mental y físicamente, y ha sido un desafío increíble, pero muy difícil”.
El kiwi se va tras sumar 15 victorias en eventos de Media y Larga distancia del más alto nivel y otros tantos podios.
Pero, con su despedida, que ahora sabemos se produjo el 15 de septiembre en Busselton (Australia) en Ironman 70.3 Sunshine Coast, el triatlón oceánico y más concretamente el neozelandés pierde a uno de los más grandes y queridos de la historia. Y es que, si hay un éxito que destaca sobremanera en la dilatada trayectoria de Currie es su medalla de bronce en el Campeonato del Mundo Ironman de 2021 disputado en St. George (Estados Unidos).
Con su tercer puesto, el neozelandés devolvió dieciséis ediciones después a su país al podio masculino de la distancia y disciplina que no pisaba desde que en 2005 Cameron Brown firmase su último servicio con un subcampeonato que cerró el circulo de cuatro medallas iniciado en 2001 (dos platas y dos bronces), de hecho, Currie se marcha como el segundo y último hombre en conseguir tal hito y el tercer triatleta en conseguirlo junto al mencionado Brown y la heroína Erin Baker, la única mujer coronarse campeona.
No obstante, el bagaje de Currie va más allá y no se limita a Ironman, para el cuerdo y la historia restarán sus dos preseas de bronce en el Campeonato Mundial de Triatlón Campo a Través, en los años 2014 y 2016 y el subcampeonato en el Campeonato Mundial de Xterra Triatlón de 2015.
En su vídeo de despedida, el triatleta también ha tenido un momento para explicar el por qué del ahora y el dejar paso a las nuevas generaciones y no taponar su despegue es uno de los aspectos claves: “Hay muchas razones por las que creo que este es un buen momento, el momento adecuado. El deporte está en un momento muy bueno y saludable. Los atletas más jóvenes que están surgiendo son increíbles. Siento que es el momento adecuado para dar un paso al lado y estar orgulloso de lo que he hecho”.
“ME SIENTO AFORTUNADO DE HABER ENCONTRADO EL EQUILIBRIO Y NO HABER TENIDO QUE SACRIFICAR LA CRIANZA DE MIS HIJOS POR EL TRIATLÓN”.
El aspecto familiar es el otro argumento de peso pese a confesar que ha gozado de una gran conciliación, de la que carecen otros profesionales y profesiones: “Me siento afortunado de no arrepentirme de nada en mi trayectoria como Ironman. Siento que lo hice sobre todo con equilibrio y que aún así he podido criar a dos hijos y ser una parte importante de sus vidas. Sí, probablemente eso sea lo más importante de mi trayectoria, que no tuve que sacrificarlos tanto como hacen muchas personas”.
Braden también ha tenido tiempo para pensar cómo cree que le recordará con la gente y lo tiene claro: “por correr con el corazón”.
Asimismo, ha querido rememorar sus inicios y reivindicar tanto el progreso personal dentro de este deporte como su ganado respeto al Ironman a medida que avanzó su proyección en una disciplina en la que al principio solo actuó como hobbie y sin pretensiones: “No crecí en este deporte. Aprendí a nadar por mi cuenta al final de mi carrera. Durante mucho tiempo corrí solo por pasión, antes de poder decir que realmente era bueno en este deporte. Así que creo que probablemente la gente recordará mis inicios en las carreras, cuando probablemente no respetaba el deporte, no respetaba la distancia. Simplemente competía por pasión. Es emocionante no perseguir una meta”.
Por último, Currie no ha podido negar que va a resultarle “diferente” no tener ni una carrera ni un objetivo marcado planificado al milímetro con semanas de antelación y ese incentivo a “salir y esforzarse más”.
No obstante, admite que está “emocionado” ante la perspectiva de poder más más tiempo con los suyos y ha confirmado que, pese a dejar de competir, seguirá de cerca todo lo que acontezca: “Disfrutaré viendo a otros alcanzar sus sueños”, mientras él ya barrunta sus nuevos planes: “Estoy emocionado por empezar este nuevo viaje y continuar con mi vida para lograr otras cosas fuera del deporte”.
Adiós y gracias, Braden Currie. Con él se va uno de esos actores secundarios mundialmente que tuvo su gran momento internacional a la par que con su camino hacía cantera a nivel local.
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