Parece que llega el invierno de nuevo, y para los poco afortunados de vivir en zonas secas (la mayoría) toca volver a enclaustrarse en casa. Es época de nuevo de desempolvar el rodillo, o en el peor de los casos, adquirir uno. En este caso, hacemos un repaso a los tipos de rodillo más comunes para que tengas un mejor criterio a la hora de elegir uno y optimizar tu inversión.
A nivel técnico, uno de los rodillos más complicados. La verdad es que hay que ser una especie de equilibrista para mantenerse encima de uno de estos al principio. No obstante, una vez superado el primer contacto, se obtienen muchas ventajas. A diferencia del resto, la postura encima del rodillo es cambiante, y no se mantiene tanto como en los rodillos habituales. En este sentido es una ventaja a la hora de evitar que desarrollemos posibles descompensaciones ya que para mantener el equilibrio tendremos que estar completamente rectos. Además, esa complejidad, hará que consigamos un mejor manejo de la bicicleta de cara a rodar en pelotones, zonas técnicas…etc.
Es el rodillo más extendido debido a su precio. Es el clásico rodillo donde sujetamos el eje trasero y subimos la bici en un pequeño rulo. Luego con ayuda de una palanca seleccionamos la dureza del rodillo. El sistema de la palanca mueve unos imanes internos que harán que el rodillo ofrezca más o menos resistencia al rodaje. Por su contra, encontramos que por norma general son bastante ruidosos.
Es en apariencia igual que los rodillos magnéticos, salvo que carecen de palanca de resistencia. Este tipo de rodillos contiene un depósito de un fluido (aceite) con unas palas que es la que crea la resistencia al rodaje. Es una resistencia progresiva que nosotros controlaremos con los cambios de la bicicleta. Como contra, son algo más caros que los magnéticos, pero tampoco se alejan mucho, y son algo más silenciosos. Es una inversión que merece la pena. Además, el control de la resistencia mediante los cambios es bastante realista y soportan grandes cargas de vatios.
Por último, el tope de gama de los rodillos. Para nuestro gusto, el mejor. Generalmente son de fluido y muy pesados, pero al no tener rozamiento de la rueda son realmente silenciosos y no desgastan el neumático. Se escucha más alto el propio salto de la cadena al cambiar que el rodillo.
Podríamos hacer un post entero sobre rodillos inteligentes, tipo Bkool. Para nuestro gusto son bastante ruidosos (son magnéticos) y caros. Pueden estar bien para romper la rutina y “entrenar con gente” y similar, pero a la larga, depender de un PC, smartphone o similar al final acaba siendo más un inconveniente que otra cosa. Como todo, las opiniones sobre este tipo de material pueden ser muy variadas y también debemos valorar sus aspectos positivos: es el tipo de rodillo “menos aburrido” del mercado.
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