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El triatleta y ultraciclista Jonas Deichmann, acostumbrado a sorprendernos con retos impresionantes a lo alto de su bicicleta, empezó un triatlón alrededor del mundo el pasado mes setiembre de 2020. El aventurero extremo se está entregando al máximo para completar su desafío soñado: el triatlón más largo jamás realizado, con la friolera de 500 kilómetros de natación, 20.000 kilómetros de ciclismo y 5.000 kilómetros de carrera.

Vuelta al mundo: un nuevo reto de triatlón

Mucho entrenamiento y fortaleza mental. Estás son las dos claves que Deichmann necesitará recordar durante su largo viaje para conseguir un nuevo récord del mundo del triatlón. 120 largas distancias forman parte de su recorrido, interrumpidas por el inevitable encuentro con Pacífico y el Atlántico, que deberá superar a través de una navegación según lo planeado. Las condiciones extremas y las consecuencias impredecibles se convierten en una percepción, pues nos ha demostrado que nunca se puede planear una ruta correcta hasta el último detalle.

En esta primera etapa, Jonas empezó en Munich y pedaleó hasta Croacia. Allí, nadó 546 kilómetros por costa hasta Montenegro. Una vez llegar a tierra, retomó su bicicleta para cruzar Europa y Asia hasta llegar a la costa china, donde pretende encontrar un velero que le lleve a San Francisco, en Estados Unidos.

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El aventurero está de camino a Rusia y ya está contando los días hasta alcanzar la frontera. Mientras tanto, hay un nuevo desafío que no tiene nada que ver con el esfuerzo físico y que igualmente debe superar: el visado de entrada y salida. Se le dará, pero necesita recogerlo en Estambul. No queda otra que adaptarse a los inconvenientes y trazar un plan B.

Problemas con el visado

Nunca se sabe que camino deparará al joven alemán de 33 años. Cuando finalmente el triatleta ya iba a recibir su visado para poder entrar en Rusia en bicicleta, le siguió el siguiente obstáculo. La entrega prevista en Estambul no estaba funcionando. “Solo puedo recoger mi visado en un país Shengen“, comentaba el alemán, pues “esto es pura burocracia”. Deichmann sigue pedaleando sin visado por el momento. La embajada más cercana, aparte de esta, está en Grecia. Sin embargo, este cambio de ruta no está entre las opciones de nuestro aventurero. “Me tocaría una cuarentena de una semana allí después de entrar, por culpa de la pandemia del Coronavirus”, explica Jonas. Pero esto no le desanima, pues en sus últimas noticias, ha explicado como tiene dos pasaportes, uno que está siendo entregado in extremis a Suiza por su padre, el cual se encargará de recoger también en Berna el visado para su hijo.

En 70 días a Vladivostok 

Tan pronto como se expire el visado, su tiempo se acaba. En casos extremos, su triatlón podría estancarse del todo, pues es cuando le toca salir de Rusia cuando a Deichmann se le caduca del todo el visado. “Tendré que llegar a Vladivostok en 70 días, y no en los 90 días planeados”, comenta el alemán. “Allí deberé organizar un velero como pueda”.

De momento, Deichmann cruzará por primera vez Estambul este fin de semana, tomando la línea recta hasta Anatolia, en un área brutalmente montañosa, pero siempre agradecido con la hospitalidad de los locales. Por eso, empiezan a hacer estragos los indicios del frío infernal de Siberia, que le envía su primer saludo. “Así puedo prepararme para lo que me espera en Rusia”. Él se lo toma en calma: después de todo, sabía de antemano donde se estaba metiendo en su idea de hacer un triatlón alrededor del mundo.

El hombre de las mil y una aventuras

No es el primer proyecto extremo del Jonas Deichmann. El atleta ya tiene récords en las más grandes travesías continentales en bicicleta. Cubrió los 18.000 kilómetros desde Cabo del Norte hasta ciudad del Cabo en 72 días y registró sus experiencias en un libro. Completó un viaje desde Alaska hasta el archipiélago de la Tierra del Fuego en Sudamérica, en un total de 23.000 kilómetros en tan solo 98 días. Después del último reto en el desierto de Noruega, Deichmann no se preparó en su totalidad para este nuevo desafío y posiblemente el más difícil, pero el alemán afirmó tranquilo: “Definitivamente no estoy en plena forma, pero eso ya vendrá en el camino”.

 

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