La estadounidense se abre en canal y confiesa alguno de los miedos y sensaciones que pusieron en jaque su presencia en Marbella a la par que apunta con severidad sus errores.
Pese a ser ‘derrotada’ por Lucy Charles-Barclay, Taylor Knibb fue una de las grandes vencedoras del Mundial Ironman 70.3 del pasado sábado en Marbella. La estadounidense vio rota su racha de tres entorchados consecutivos en la distancia, pero salvó mucho más que un oro según revelan sus impactantes declaraciones posteriores.
Su subcampeonato borró de un plumazo los tremendos miedos e inseguridades que le generó su DNF en el Mundial Ironman de Kona un mes de antes: “Al haber competido, puedo entrar en la postemporada con un poco menos de miedo, un poco menos de dudas e incertidumbre. Eso es lo que más me preocupaba” y con su plata callar a todos los críticos: “A todos los que me dijeron que mi carrera había terminado, no ha sido así”.
De hecho, según se desprenden de sus palabras el KO en Hawái supuso tal golpe psicológico que su paso por Marbella fue algo casi improvisado después de pensar en un primer momento en no acudir a defender su título: “Fue una decisión de última hora, pero sin duda mereció la pena”.
Baja anímicamente, Knibb asegura que emprendió la carrera sin expectativas: “Simplemente, no podía tenerlas y fue liberador no tenerlas y esperara a ver cómo respondía mi cuerpo”. Algo que considera de lo que debe aprender si se vuelve a repetir una situación así entre dos grandes eventos ya que salió de Marbella después de conseguir una especie de “redención”, aunque no equiparable a la de la vencedora, Lucy Charles-Barclay.
No obstante, una vez en liza y después de cruzar la línea de meta Taylor ha reflexionado sobre sus errores. Principalmente, en esa bicicleta en la que ya hemos analizado ha tenido un menor rendimiento a lo largo del curso. Algo que se plasmó también en Marbella y de lo que ella fue plenamente consciente: “En el recorrido en bicicleta, solo había que pedalear. Tenía un índice de esfuerzo percibido, pero últimamente no he estado entrenando mucho, así que sabía que iba a fallar y que se iría todo al traste. Supongo que se notaba que me estaba muriendo en la segunda mitad y también me estaba muriendo en las bajadas”.
Situación adversa que según afirma planificó cómo ponerle remedio y trabajarla a futuro en plena carrera: “Durante la carrera, se me ocurrieron muchas ideas sobre cómo me gustaría mejorar el año que viene, lo cual creo que siempre es una forma estupenda de terminar la temporada, porque así todo se va madurando y, con suerte, será aún mejor”.
Sin embargo, y aun y con esa visión positivista de cara a su porvenir, reconoce lo destructivo de sus pensamientos en plena acción: “No soy amable conmigo misma en la carrera si veo que algo que hago es inaceptable o no estoy contenta con mi rendimiento y debo trabajarlo. No os gustaría escuchar mis pensamientos en ese momento”.
Con la moral reforzada con el subcampeonato más dulce, pero más autocrítica que nunca consigo misma, Taylor Knibb pone punto y final a su temporada, renunciando así a la Gran Final de las T100 en Catar y con la referente muy clara: “Lucy Charles-Barclay nos pone el listón muy alto a todas”.
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