La gesta de Nate Viands pone en jaque otra vez a los límites del cuerpo humano

Aunque la noticia no se salve de polémica sobre si un chico de tan temprana edad debería correr la distancia de 42 kilómetros, la historia de Nate Viands va mucho más allá que la normativa de una competición, ya que la hazaña de Nate trasciende de lo deportivo

La historia de Viands nos puede servir a todos como inspiración para unas metas que quizás veíamos como utópicas. El chico consiguió algo imposible después de que a los tres años se le vinieses el mundo abajo. Su salud comenzaba a resquebrajarse. Un niño que hasta entonces estaba lleno de vida empezó a dar alarmantes muestras de fatiga, sumado a temperatura corporal muy baja, palidez o círculos negros bajo los ojos. El diagnóstico no podía ser peor: leucemia.

Arrancaba para Nate una carrera de fondo, a la par que siguiendo el consejo de su oncólogo salía a respirar el aire de las montañas mientras practicaba deporte, como vía de evasión. Nate acompañaba con la bici a su padre que entrenaba para correr maratones. Hasta que un día la casualidad (más bien un olvido) convirtió a Nate de ciclista a corredor. Su padre olvidó meter la bici en el coche y una vez ya en el campo la mejor alternativa fue correr juntos. La sorpresa para el padre de Nate es que su hijo con apenas 7 años podía seguirle a su ritmo normal de entrenamiento.

Dos años después Nate corría el Maratón de Baltimore, llegando a reventar a su padre al pase del kilómetro 12. Nate estuvo a punto de hacer los 42km a menos de 5’/km, entrando a meta con 3h22.


Por supuesto, hay que hacer la reflexión de que por muy buenas condiciones genéticas que tenga un niño no debería en ningún caso participar en una prueba de tanta distancia que supone un gran estrés para los órganos vitales. No por capricho está prohibido participar antes de cumplir los 18 años e incluso la mayoría de fisiólogos deportivos recomiendan esperar hasta al menos los 25 años para enfrentarse al reto de Filípides.

Hay que tener en cuenta que el sistema osteomuscular está en periodo de crecimiento, y no es recomendable someterlo a impactos como los que implica una carrera de larga distancia, y no solo por la carrera en sí, sino por el entrenamiento al que ha de someterse. Otro punto negativo es que el sistema de termorregulación no está maduro, así que tampoco parece muy conveniente enfrentarlos a una pruebaque les causen ese estrés añadido.


Aún así, la proeza de Nate es sin duda alguna alentadora de la fábrica de sueños de muchos niños que sufren enfermedades tan severas como el cáncer, ayudándose del deporte para batallar contra él.