Este domingo nos pusimos de nuevo un dorsal para participar en una prueba modesta, un evento a la vieja usanza que nos llevo unos cuántos años atrás en el tiempo sin olvidarnos del presente. Aquí va nuestra crónica desde el dorsal
El contexto
100×100 Half es el nombre de un circuito de tres pruebas de media distancia que se celebran en tres localizaciones estratégicamente elegidas por ser destino turístico. Las fechas están obviamente fuera de temporada de verano como es normal pero con todos los servicios activos.
Bajo el lema “Un triatlón como los de antes” y un embajador de la talla de Marcel Zamora que habla maravillas de los eventos la cosa pintaba bién. L’Ametlla era la segunda parada del circuito, Copa Catalana MD, tras la parada en Empuriabrava.
Pocos inscritos por filosofía, un máximo de 200, en una prueba que obviamente cerro inscricpiones con varios días de antelación y una atención más que personalizada a los atletas desde el primer momento. El escenario, a priori, pintaba bién.
La prueba
L’Ametlla es una población acostumbrada al turismo y 200 triatletas (más otros 200 que se reunían para el olímpico sin drafting que se disputaba paralela a la media distancia) no es un problema par aencontrar alojamiento o aparcar.
Así que con nuestra furgo de QUADISRENTACAR (recordad que tenéis un 25% de descuento si os identificáis como lectores de nuestra revista) nos plantamos en L’ametlla y aparcamos a escasos 300 metros de la zona de Boxes.
Boxes amplios y con una cajita para cada triatleta donde recoger nuestros enseres. Algo que siempre se agradece.
La entrada a boxes fue ágil y segura y algo que me gustó mucho...FLEXIBLE con aquellos que tuvieron algún percance o que los nervios del debut les pasó factura. La organización atendía y comprendía cada caso y por lo que yo pude ver, nadie se quedó fuera por el tema del cierre.
La natación, espectacular! 1900 metros viendo el fondo del mar en un agua transparente ( al menos yo que no huelo el grupo cabecero ni de broma). Una sola vuelta con boyas de Zone 3 grandes y visibles y con 200 triatletas (menos los que no se presentaron) los golpes y codazos eran fácilmente esquivables si no te va la guerra.
La transición a la bici quizás es un punto que se me hizo largo. Desde la playa al box hay unos 300 metros, parte de ellos enmoquetados para no dañar los pies, pero en los que debes correr si no quieres perder el tiempo ganado en el agua.
La bici, circuito cerrado a 4 vueltas, es lo más duro que he hecho en tiempo. A pesar que parece llano, el viento y los repechos constantes hacen del circuito ciclista algo épico a lo que acompaña unas bonitas vistas ( cuando tienes tiempo para respirar) . Los avituallamientos de Nutrisport, en el punto de giro más alejado estaban super bien colocados estratégicamente y los voluntarios, de 10.
En este sector yo opté por montar 60-90 en la Bh Aerolight pero en segun que momentos me sobró perfil por alguna racha de viento complicada.
Tras las 4 vueltas, momento de volver a boxes y correr las 4 vueltas por un recorrido con subidas y bajadas por la población con vistas al mar en gran parte del recorrido antes de cruzar un arco de meta modesto, casi minimalista pero que se agradece.
Final Feliz
Avituallamiento de categoría. Si la finish line es minimal, el postre de la carrera es de estrellas michelín. Hamburguesa o butifarra a la brasa, chuches, bebida fresca hasta cansarte…
Como rezaba el titular, la calidad no es cara y así lo demostro la gente de Diversport en el 100×100 half L’ametlla. La próxima parada será en otra localidad sin desperdicio ,100×100 half Platja d’Aro, en la mismísima Costa Brava el 30 de septiembre.