En este segundo capítulo del doctor Mario Ros profundizamos en el fenómeno denominado corazón de atleta, esas modificaciones que se producen en el corazón debido a la práctica habitual de la actividad física.
En la primera parte definimos el corazón de atleta como el crecimiento fisiológico de cavidades y paredes cardíacas, en respuesta a un estímulo continuo y considerable de actividad física, siendo característico en disciplinas de resistencia, en las que la sobrecarga de volumen a la que se enfrenta el sistema cardiocirculatorio actúa como factor desencadenante.
Es muy importante recalcar que estos cambios no afectan la funcionalidad del corazón, que mantiene e incluso mejora su capacidad de distensibilidad para un mayor llenado ventricular (diástole) y su capacidad contráctil para un mejor vaciado ventricular (sístole).
La complejidad del caso radica en los cambios morfológicos que provoca ésta adaptación fisiológica, mimetizando en ocasiones a través de exploraciones complementarias los mismos resultados que obtendríamos en situaciones de enfermedad cardíaca con riesgo vital. Es decir, nos encontramos con trazados electrocardiográficos (ECG) o con imágenes de Ecografía cardíaca propias o sugestivas de patología que contraindicaría de forma absoluta la práctica deportiva.
Las siguientes imágenes ecocardiográficas corresponden a dos triatletas no profesionales que participaron en el Ironman de Zúrich en 2010.
Ambas imágenes cumplen criterios ecocardiográficos diagnósticos de enfermedad cardíaca con riesgo de muerte súbita (a: miocardiopatía no compactada; b: displasia arritmogénica del ventrículo derecho).… pero la realidad del caso es que se trata de dos casos de corazón de atleta.
Así se demostró mediante novedosas técnicas de ecocardiografía (TDI: Tissue Doppler Imaging y STI: Speckle Tracking Imaging), capaces de medir la funcionalidad de la fibra muscular cardíaca (miocárdica), alterada en enfermedad cardíaca y normal o en muchos casos mejorada en corazón de atleta.
Un reto mayúsculo para el profesional de la salud diferenciar situaciones tan antagónicas en cuanto a su trascendencia. Una completa anamnesis, con relevancia a los antecedentes personales y familiares, la exploración física y una correcta interpretación de las pruebas complementarias disponibles (ECG, prueba de esfuerzo, Ecocardiograma, RMN…) resultan claves para un correcto diagnóstico del corazón de atleta.