Para miles de triatletas aficionados, el final de la temporada ha llegado o está a punto de hacerlo. Parece como si el Campeonato del Mundo Ironman de Hawaii marcase el punto de inflexión hacia el destino final y nuestros planes competitivos y tablas de entreno empiezan a quedar vacíos.
Quedan vacíos, como la mayoría de los calendarios de pruebas federativas y populares. En esta época del año muchos de nosotros nos hacemos la siguiente pregunta. ¿Qué voy a hacer y como voy a afrontar la nueva temporada?
Es recomendable para nuestro cuerpo y mente desconectar de los agobios y presiones deportivos. En teoría, no tenemos en mente nada marcado en rojo. Además, hay otros factores externos que nos van a poner algo más difícil el poder entrenar. La luz del día dura menos y las temperaturas empiezan a bajar. Habrá más excusas para acortar los entrenamientos o quedarse una mañana helada pegado a las sábanas en lugar de pasar frío en la carretera.
Para los que padecen sentimiento de culpa ante la perspectiva de saltarse un entreno estas primeras semanas de pretemporada, esta es una buena época para seguir haciendo otras actividades y emprender proyectos que olvidamos en plena temporada. Es hora de mejorar en ciertos aspectos técnicos y forjar una buena base que aprovecharemos durante los próximos meses.
Es ideal para despejar la mente y seguir generando endorfinas practicar otros deportes, sobre todo si entra en juego el aspecto social en ellos, como en los de equipo, y olvidar esas largas tiradas runners de la primavera.
Además, todos sabemos que esa técnica de natación que tenemos hay que mejorarla, que también queremos fortalecer nuestros músculos para prevenir lesiones, que debemos trabajar el core y ser más flexibles, etc.
Hay multitud de actividades que se pueden hacer a techo cubierto, en salas de fitness o incluso en casa y que, a pesar de tener la certeza del beneficio que nos aportan, vamos a tener algo olvidadas en los próximos meses. Qué mejor época que esta.
El volumen de los entrenamientos va a disminuir, eso seguro. Pero la parte positiva es que ese tiempo extra lo podemos dedicar a esos encuentros sociales a los que veces tenemos que renunciar debido a las competiciones o a los madrugones para poder entrenar.
Y ese tiempo de más que vamos a tener, libre de preocupaciones y presiones, con la satisfacción de estar haciendo un trabajo integral de base, también nos va a dejar la mente despejada para ocuparnos de nuestros planes inminentes. Empezaremos a surfear por la red en busca de esas carreras a pie, esas cicloturistas y esos primeros encuentros triatléticos y podremos meditar con perspectiva cómo llegar mejor a nuestros picos de forma y a las competiciones que marcamos como objetivos para esta nueva temporada.
Así que… ¿vamos allá?