La viva imagen del triunfo. Tras una carrera construida a base de esfuerzo, valor, tenacidad y voluntad, a Kini Carrasco le falta espacio para situar sus medallas y trofeos. Primero en atletismo y ahora en triatlón, el cacereño apunta en su currículum tres olimpiadas, y va a por la cuarta. La pasión por el deporte y la superación personal son sus compañeros de viaje y los que le han hecho llegar a lo más alto. Tanto en el deporte como en la vida. Tras un accidente a los 20 años, el actual paratriatleta campeón del mundo de duatlón perdió un brazo, hecho que no le impidió conseguir todo lo que se propuso.
¿Cuándo empezó tu relación con el deporte?
Mi relación con el deporte comenzó hace muchísimos años, en el colegio. Jugaba a baloncesto y ahí empecé a evolucionar en el deporte. Cuando tenía 13 años pasé al equipo puntero de la ciudad y con 15 estaba debutando en Segunda División Nacional. Estuve allí hasta que a los 20 años tuve un accidente de moto donde perdí el brazo derecho. Ahí ya fue cuando realmente cambió toda la disciplina deportiva. Empecé con el atletismo, me puse a trabajar en serio y me dediqué un poco más al deporte de élite.
¿Cambió tu percepción del deporte antes y después del accidente?
La verdad es que cambia por completo. Antes de tener el accidente, el deporte que hacía era un deporte de equipo, que no tiene nada que ver con un deporte individual, como puede ser el atletismo. Las pruebas que yo hacía eran de velocidad pura. Cambia por completo. Aún así, tras el accidente el deporte me salvó.
¿Aumentó entonces tu capacidad de sufrimiento?
Sí, la capacidad de sufrimiento cambió en el momento en que tuve el accidente. La vida te cambia, te da un vuelco por completo y tienes que empezar otra vez de cero con tan solo 20 años, tanto en el deporte como en tu vida cotidiana. La vida te enseña a sufrir, a saber sufrir más e incluso a intentar superarte. Ver hasta que límite puede llegar a sufrir el cuerpo humano.
¿Encontraste o encuentras aún dificultades a la hora de competir?
La verdad es que ahora las siguen habiendo, pero ya no se notan. De hecho, he podido competir y hacerlo bien. He estado en tres paraolimpiadas: estuve en Seúl en el 88, en Barcelona 92, no estuve en Atlanta y volví a Sídney en el 2000. Notas el cambio pero siempre te acabas adaptando. En definitiva, el atletismo es correr, algo natural. Cuando hace ya 5 años me pasé al paratriatlón, eso ya fue otra cosa. Fui de los primeros en España en competir en esta modalidad. De hecho, asistí al primer Campeonato de España que se hizo, y la verdad es que ahí sí que me tuve que adaptar. No había nadado nunca y tener que hacerlo con un solo brazo fue para mí lo más complicado que pudo haber. Hay gente que pensará que quizá hacerte con la bicicleta y controlarla es difícil, pero sinceramente para mí la adaptación que más me ha costado ha sido el agua. Sin lugar a dudas lo más difícil ha sido poder nadar, estabilizarme y no hundirme con un solo brazo cuando me impulso.
¿Quién o qué te hizo dar el salto del atletismo al triatlón?
No recuerdo donde, pero un día vi que iban a hacer un paratriatlón. Me gustaba montar en bicicleta y, de hecho, ya había montado antes de tener el accidente. Siempre me había gustado. En esa época, había dejado de competir. El año 2000 tenía que ser mi última temporada como deportista de élite y me retiraba de la alta competición. Pero vi ese triatlón y dije ¿por qué no?. El primer día que me metí en el agua fue horroroso, lo recuerdo como un auténtico infierno. Fue meterme en el agua a 13º con el neopreno y pensar que me iba a explotar la cabeza de lo fría que estaba, me dije a mí mismo ¿qué hago aquí? ¿por qué no estoy en casa que a mí no me manda nadie a hacer esto? Pero salí y vi que la cosa iba bien. Empecé a hacer algún evento internacional cuando el paratriatlón empezaba a extenderse. Nunca pensé que fuera a hacer un medio Ironman y ya llevo tres, y este año quiero hacer otros dos. Eso es lo que me llevó al cambio, el probar algo nuevo. Después de la velocidad ya había hecho medias maratones e incluso cinco maratones, pero quería más, quería probar.
De simplemente probar a clasificarse para los Juegos de Río.
Una cosa es clasificarse y otra es ir. La cuarta la veo muy difícil, aunque creo que sí que podría llegar a ser uno de los 11 mejores del mundo. No tengo claro que mi categoría entre en las que llevará la selección. Si tienen que escoger, algunos quedaremos fuera. Para mí, estar en unos cuartos Juegos Olímpicos sería increíble. Son muy poquitos los que pueden tener el lujo de participar en 4 Juegos y además en un deporte distinto. Realmente he conseguido muchísimas cosas. Por ejemplo, fue una satisfacción enorme ser campeón del mundo en Pontevedra, nunca lo había sido. Corriendo en atletismo había llegado a ser subcampeón, pero no campeón. No soy un niño, tengo 50 años, y me estoy pegando con niños de 25. Soy el abuelo, como me llaman en la selección.
En cualquier deporte de élite ya serías mayor y en cambio te codeas con los mejores.
Ahora mismo en el ranking ITU estoy el 14. Teniendo en cuenta que no puntué el año pasado por no haber podido ir al Campeonato de Europa por motivos de Federación. Si no, creo que podría estar el 8 o el 9. Eso en triatlón, porque en duatlón hasta que no se demuestre lo contrario soy el mejor (Ríe).
Con todo lo que has ganado, ¿te sientes realizado o siempre tienes esa ambición que quiere seguir consiguiendo títulos? ¿Hasta cuándo te ves en el máximo nivel?
He hablado este tema con mis compañeros de selección porque son chavales más jóvenes, que no han estado en Juegos Olímpicos. Les digo que, para mí, poder optar a ir ya es un regalo. Yo hago deporte porque me encanta, lo voy a seguir haciendo siempre que el cuerpo me lo permita, y evidentemente mejor si puedo estar luchando con los mejores. Llevaba entrenándome a mí mismo casi 15 años, porque soy entrenador personal. Este año es la primera vez que estoy con una entrenadora y he mejorado con ella mucho más de lo que lo hubiera hecho solo. Gracias a ella he quitado un minuto en el agua. Es entonces cuando crece la ambición personal para superarte. No tengo una ambición de llegar por todos los medios a lo más alto, es más bien una ambición de superación personal. Lo que tenía que conseguir ya lo he conseguido, ahora crece mi propio orgullo personal. Es lo que me mantiene vivo.
¿Sientes más el deporte como un trabajo o como una pasión?
La verdad es que es una pasión. Tengo la gran suerte de ganarme la vida con lo que me gusta. Ya no como deportista de élite ya que por desgracia del deporte paralímpico hoy en día no se vive. El deporte es mi forma de vida, soy un profesional del deporte. Ahora tengo chicos que estoy preparando para ser policías y bomberos y soy monitor de cicloindoor en un gimnasio. Vivo de ello. Además, es mi entrenamiento diario. Más contento no puedo estar.
¿Cómo valoras la temporada 2014 -2015?
Estoy muy contento. El ser campeón del mundo me hizo ver lo que podía llegar a hacer En el triatlón mejoré muchísimo, sobretodo en el agua. Poderme meter entre los 8 o 9 mejores del mundo me enorgullece. Campeón del mundo de duatlón, tercero en el Campeonato del Mundo de triatlón cross, subcampeón de Europa de media distancia, más contento creo que es imposible. Además, consiguiendo medallas en distintas modalidades. Increíble.
¿Cómo afrontas este 2015?
En un par de semanas tenemos en Orihuela el Campeonato de España de media distancia de duatlón, después el Campeonato de Europa de duatlón que será en Alcobendas, aparte de los campeonatos nacionales. Y después de los 8 o 9 eventos ITU que hay programados, quiero estar por lo menos en 5 o 6 para intentar puntuar y poder estar en el Top10 mundial. Eso me daría opción de ir al Campeonato del Mundo ITU de triatlón que se hará en Chicago.
¿Chicago sería el objetivo?
Sí, el objetivo es estar en el Campeonato del Mundo y hacerlo lo mejor posible. Otra meta que tengo en la cabeza es quedar Campeón de Europa de media distancia, o intentarlo. El año pasado hice plata y este año en Italia quiero intentar ganarlo.
¿Cuál es tu momento deportivo más especial?
Sin lugar a dudas, correr la final de los 100 metros lisos en Barcelona, en casa. En el estadio olímpico delante de 47.000 espectadores. Ver tu foto en el marcador electrónico es impresionante. Fue de lo mejor que he vivido, se me ponen los pelos de punta cada vez que lo recuerdo. Recientemente, dentro del triatlón, entrar en el Campeonato del Mundo a tres minutos del segundo también fue una satisfacción enorme.
¿Te sientes como un ejemplo a seguir?
Yo no soy más grande ni menos grande que nadie, lo único que intento es ayudar. Que me consideren un ejemplo lo entiendo, porque hago cosas que a la gente quizá le resulte difícil comprender. A ellos les impacta que yo pueda partir un filete, o que cuelgue un día un vídeo atándome una zapatilla, o que sea capaz de clavar unas puntas en un armario. No es tan difícil, es igual de difícil como cuando nuestra madre nos enseñaba a cortar un filete cuándo éramos niños. Tuve que aprender de nuevo a los 20 años, con una mano. ¿Es más difícil? Sí, pero lo tengo que hacer. No podía permitir ver a mi familia sufrir por mí, si yo me hundo mi familia se hunde conmigo. Si puedo hacer algo para ayudar a quien lo necesita, o encuentran en lo que yo hago alguna vía de escape, o puedo hacerles sentir mejor o ayudarles a pasar por lo que yo ya he pasado, pues mejor. Lo haré. Yo creo que en la vida te pasan las cosas por alguna razón.
Foto: Twitter @kinicarrasco