Os traemos los mejores consejos para quitaros la ansiedad y los miedos al nadar en aguas abiertas, para principiantes y para no tan principiantes.

Ya sea que quieras iniciarte en las aguas abiertas, en tu primer triatlón o que ya lo hagas pero sigas teniendo ese miedo cada vez que te lanzas a nadar en un lugar que no es la piscina, estos consejos te serán muy útiles para superarlos.

1. Nada en paralelo a la orilla.

Además de seguir las reglas básicas de no nadar con bandera roja, lo más recomendable es nadar en paralelo a la orilla, teniendo así siempre una referencia visual que aporte una mayor sensación de seguridad. Si bien es cierto que al aumentar la distancia a la orilla para empezar a nadar evitaremos la zona donde rompen las olas, no es necesario irse mucho más allá de esa zona de ruptura para nadar sin problemas (recordad que luego hay que volver).

2. No vale cualquier parte de playa

Intentad siempre ir por zonas balizadas de baño, donde barcos, lanchas y motos acuáticas tienen prohibido entrar, pero siempre vigilando en que punto de la playa salen las motos acuáticas de socorrismo y otros servicios como patinetes o alquiler de canoas. Independientemente de la boya de seguridad, es recomendable siempre nadar con un gorro de natación de color vivo para aumentar la visibilidad.

Para aquellos que empezáis a nadar, además de no alejarse mucho de la orilla, un “truco” que puede daros más confianza en las primeras salidas es nadar en alguna zona entre espigones. De esa forma tendremos, además de los edificios de la orilla, otra referencia visual más. Simplemente debemos prestar atención a no acercarnos mucho a las rocas si hay oleaje y tener cuidado si hay pescadores en los espigones.

3. Coge siempre un punto de referencia.

Tener un punto de referencia, además de servirnos para no alejarnos aguas adentro y evitar nadar en zig-zag, nos ayudará a mantener siempre la calma. La falta de referencias, ya sea porque nadamos en perpendicular a la orilla o debido al fuerte oleaje suele ser uno de los motivos más habituales de agobio. Antes de entrar en el agua es recomendable establecer previamente los puntos de referencia (boyas, balizas, edificios, árboles, …) en los que podremos ir fijándonos durante todo el recorrido que hagamos en el mar. La mayoría de las veces el punto en cuestión estará frente a nosotros por lo que sólo tendremos que levantar la mirada para poder verlo. La forma más sencilla es levantar la mirada justo antes de realizar la respiración lateral, aumentando si lo necesitamos la frecuencia de patada para compensar el desequilibrio. No es necesario hacerlo cada vez que respiremos, pero si de vez en cuando (en función del oleaje y las corrientes) para tener controlada la dirección correcta en la que tenemos que nadar.

4. Intenta nadar siempre en compañía

Además de por seguridad, nadar en compañía es una de las mejores formas para mejorar y empezar a probar que es lo que se siente nadando a los pies de otro nadador (y también recibir nuestros primeros golpes). Estos grupos, además de compañía, son una fuente fiable para conocer los peligros inherentes a ciertas playas (medusas, corrientes, …).