El mundo del triatlón va acompañado de historias magníficas. Historias como la de Juanmi, que descubrió su pasión por el deporte estando en prisión y al que ni los muros del patio de la cárcel pudieron frenar.

Para conocer tu historia desde el comienzo, ¿por qué decidiste comenzar a correr en prisión?

Bien, yo había sido campeón de España de culturismo y estando interno en prisión pesaba 130 kgs. En total estuve preso casi 10 años y el tiempo allí pasaba muy despacio. Decidí que debía emplear ese tiempo en algo, que no podía estar allí encerrado dejando que los muros de la cárcel me absorbieran. Poco a poco empecé a correr, a hacer tiradas largas para perder peso. Acabé haciendo jornadas de 3 horas por la mañana y otra hora y media por la tarde y entrenos de todo tipo: series cortas, rápidas, rodajes de diferentes distancias….

¿Cómo era el lugar en el que corrías allí y cómo afectaba a tu estado físico?

Corría en un patio de 120 metros cuadrados, de hormigón. Era una pista de fútbol sala. Cada 20 minutos tenía que cambiar de sentido porque me destrozaba las piernas. La verdad es que acababa con las plantas de los pies en carne viva y para evitar que se me infectaran las heridas me arrancaba las pieles con las hojas de las cuchillas de afeitar. Era realmente duro y doloroso y, además, no teníamos ni fisioterapia ni un servicio de comidas adecuado para hacer deporte.

¿Qué opinaban de todo aquello el resto de compañeros y qué objetivos deportivos te planteabas estando en prisión?

La verdad es que allí todo el mundo se reía de mí: funcionarios, presos… ¡Era el loco del patio pero mira dónde está ahora el loco del patio! Y respecto a los objetivos, no tenía objetivos reales. Simplemente quería evadirme, mantener mi cabeza ocupada. A pesar de ello, participaba en todas las carreras que se organizaban entre prisiones y las ganaba todas, desde carreras de 800 m. a pruebas de 10 kms.

¿Qué sentiste la primera vez que saliste a entrenar fuera de los muros de la cárcel?

La primera vez que salí me fui a correr con mis primos a la Casa de Campo y la sensación era indescriptible, no me lo creía. Correr y correr sin tener que ver los muros era espectacular. Lo único que quería era correr libre, sin mirar atrás.

Desde que quedaste en libertad, ¿cuáles son los retos o pruebas más destacadas que has superado?

Desde entonces he competido en pruebas de todo tipo: desde carreras de 10 kms como la San Silvestre Internacional como multitud de maratones. He participado en el Half Ironman de Sevilla y en el Ironman de Lanzarote, una idea que me propuso Ramón Arroyo en la gala de los premios Runners, en la que me dieron el premio a la mejor historia de superación de los últimos 15 años. Entrené para conseguir la clasificación para el Mundial de Ironman en Kona pero me rompí el abductor y llegué a meta en 11 horas después de correr infiltrado. A pesar de todos estos retos que he superado, me quedo con la calidad de las personas que me han acompañado en todo este camino.

Zone3 es una de las marcas que te da apoyo ahora mismo. ¿Qué destacarías de sus neoprenos?

Zone3 me ayudo desde el primer momento y creo, sinceramente, que tienen un material espectacular. Yo personalmente utilizo los neoprenos Aspire y Evolution y estoy encantado. Precisamente el Evolution es el que usaré en uno de mis grandes objetivos de lo que queda de año, la Swim Run de Lanzarote del próximo 24 de noviembre. Además el 29 de septiembre, este fin de semana, Zone3 me lleva a competir al 100% HALF de Platja D’Aro, una prueba que me han dicho que es espectacular y de la que tengo muchísimas ganas.

Y para acabar, después de haber recorrido este increíble camino, ¿qué le dirías a aquellas personas que están en prisión?

Les diría que luchen y que intenten aprovechar el tiempo. Haciendo deporte, haciendo cursos o haciendo lo que les motive. Porque aunque una vez en la calle haya gente que les vaya a seguir juzgando, todos podemos sumar y aprovechar esa segunda oportunidad haciendo lo que más nos gusta y apasiona.