La élite masculina vive una jornada caótica e incalificable que explotó en la vuelta final del segmento ciclista y volvió a implosionarlo todo en la misma línea de meta.
Hay carreras que se recuerdan por los triunfos, en cambio, T100 Dubái se recordará por la ristra de incomprensibles errores que llevaron a una clasificación final insólita y difícil de explicar en palabras donde tanto la organización y jueces de la prueba como la atención de los triatletas quedó seriamente cuestionada.
En ese mar de desaciertos, Mika Noodt fue el único en completar una carrera perfecta y, por ello, hacerse con un oro incalificable.
LOS OLÍMPICOS MONTARON SU FIESTA, SIN INVITACIÓN PARA WILDE
Antes de coronar a Noodt el inicio de carrera deparó una natación en la que como una especie de regreso al pasado el sexteto liderado por Vincent Luis y formado por Morgan Pearson, Marten Van Riel, Jonas Schomburg, Sam Dickinson y Will Hirsch como invitado honorífico rememoraron las batallas que hasta el curso pasado vivieron – y algunos todavía lo hacen – en la corta distancia.
Una bien entendida sociedad en la se llevaron unos a otros al límite que tuvo sus frutos desde el principio y, en ese ‘Todos contra Hayden Wilde’ en el que se ha convertido el circuito T100, el sexteto logró su propósito marítimo forzando al neozelandés a un grupo perseguidor que metro a metro, incluso tras pasar por la arena para dar comienzo al segundo kilómetro, y que culminó con el subcampeón olímpico encarando la T1 a +1’16” de los líderes. Junto a él, tanto Mika Noodt como Guillem Montiel, quien siempre quedó encuadrado con la estrella oceánica.
LA BICI… 78K QUE QUEDARON EN EL OLVIDO POR EL 2K FINAL
El segmento ciclista auguraba remontadas a la par que se soñaban con ellas y mientras Wilde jugaba su parte y Montiel quedó estancado en el primer 10K – algo que no iba a mejorar en el resto del sector – el liderato se transformó en una noria en la que giraron Van Riel, Pearson, Luis y Dickinson, mientras que Schomburg llamado a hacerlo en circunstancias normales, optaba por reservarse el papel de espectador, pero adherido a ellos consciente de que en sus piernas todavía residían los recuerdos del Mundial Ironman 70.3.
Apenas 20K y menos de dos vueltas duró la paz mental del quinteto, lo que tardó Wilde – junto a Mathis Margirier – en atraparlos y encender la mecha de su propia ambición. La misma que le impulsó a buscar la sexta victoria en otras tantas carreras. Sin embargo, la de este par no fue la única novedad que vivieron los hasta entonces lideres, Noodt también se ganó el derecho a ser voz y parte en T100 Dubái y a esas alturas ya era uno más en el tren por el podio.
Si el primer acto fue la caza, el segundo fue la selección. En el ecuador del trayecto Wilde había purgado a la mitad del octeto y a su vera solo permanecieron Margirier, Van Riel y un Dickinson realizando la goma dentro de ese difícil contexto del race ranger. Schomburg, el mejor del resto, cedía más de medio minuto, insuficiente para descartarlo, pero suficiente para dejar su retorno casi imposible y pendiente de un Noodt que iba a dar buena cuenta de su compatriota en los siguientes compases. Y el tercero, la constatación de los dos hechos que se avistaban en el anterior, Sam cedió por completo y junto a los alemanes formó un trío a un minuto y medio del terceto de cabeza. El cuarto y definitivo únicamente sirvió para confirmar la dinámica y la única sorpresa fue el adiós de Schomburg a su grupo.
¡LO NUNCA VISTO! WILDE, VAN RIEL Y MARGIRIER PERDIERON LA T2
Aparentemente, no había más por descubrir en la bicicleta antes de la T2, pero T100 Dubái tenía preparado un golpe de efecto previo e inimaginable: ¡los líderes perdieron el desvío a la transición! De repente y de la forma más insospechada la carrera daba un vuelco y puso a Dickinson y Noodt al frente con Wilde, Margirier y Van Riel desubicados y sumando kilómetros y kilómetros extra en sus piernas antes de darse cuenta de lo sucedido y rehacer su camino. La cruda realidad es que perdieron una vuelta entera completa versus a sus rivales, Wilde comenzó la carrera a pie con 2K de desventaja.
MONTIEL, EN SU BATALLA PARTICULAR
En clave española, pronto se vio que Montiel no iba a poder realizar una de sus características remontadas y el asfalto dubaití le relegó fuera del TOP10 en una batalla por el TOP12 junto a Jason West, Pieter Heemeryck y Will Draper que dejó a los cuatro entre minuto y medio y dos del número redondo antes de comenzar la carrera a pie. Sin embargo, lo sucedido con Wilde y compañía lo metió de rebote directo a por el TOP10.
NOODT, LA VICTORIA DEL MÁS LISTO
Las reglas del juego habían cambiado para un convencido Hayden de su razón, pero equivocado en la misma ya fuera por error propio o ajeno. Su condena, verse relegado a la decimocuarta posición a más de ocho minutos de una victoria que parecía suya.
Fuera del tomento de pensamientos que pudiera estar pasando por la cabeza de Wilde, Noodt y Dickinson se vieron ante una oportunidad única que los dos iban a abrazar sin culpa. Un cara a cara en el que el teutón dio el primer paso y con un ritmo ligeramente superior, distanció a más de medio minuto en el ecuador del 18K a su rival. No obstante, el británico dejó de ser su única preocupación y es que en ese efecto dominó que provocó el error de los mejores, Morgan Pearson se vio encuadrado en la tercera posición a poco más de un minuto del líder y siendo consciente de su superioridad en eso llamado atletismo de fondo. Y, el estadounidense no desaprovechó la ocasión. A zancadas hechas bocados, devoró la renta que le separaba con Dickinson y a falta de 5K se puso a la altura de Noodt. El pulso estaba servido, como lo estuvo la lucha por la tercera posición a la que se había sumado el italiano Gregory Barnaby.
O no, porque Pearson no dudó y adelantó sin mirar atrás a Mika, quien no puedo ofrecer ningún tipo de resistencia y lo mismo sucedido unos metros más atrás con Barnaby y Dickinson quienes intercambiaron posiciones, aunque al inglés todavía le quedaba verse superado por Jason West.
Sin embargo, como si de un juego de mal gusto se tratase, la incomprensible volvió a suceder y cuando ya se anunciaba la victoria de Morgan Pearson, el descontrol volvió a gobernar la carrera y el estadounidense fue víctima de esa locura que había poseído Dubái. Él también había perdido el desvío a línea de meta, donde un incrédulo Mika Noodt conquistaba su primer triunfo en el circuito T100.
Sobrecogidos por ese final inesperado, lo inconcebible volvió a atizar a la élite masculina y por meta apareció Vincent Luis en segunda posición y Sam Dickinson en el TOP3 y no Barnaby o West. Ese final indescriptible, ‘regaló’ a Guillem Montiel el TOP10.
*Artículo en construcción.









