Con las brasas mediáticas de los casos de Biles y Osaka, el presunto suicidio de la ciclista neozelandesa Olivia Podmore abre de nuevo una inquientante llaga en el deporte de élite.

El pasado lunes apareció muerta en su domicilio Olivia Podmore. La ciclista neozelandesa que tras ser olímpica en Rio 2016, no fue convocada para los recién clausurados juegos de Tokio.

A pesar de que no se descarta en estos momentos ninguna causa de la muerte,  todo indica que podría tratarse de un suicidio. Podmore publicó en sus redes sociales, poco antes de su muerte, el siguiente mensaje:

El deporte es una salida increíble para mucha gente. Una lucha muy gratificante.El sentimiento cuando ganas no se puede comparar a ningún otro (…) pero cuando pierdes, cuando no eres elegido ni te has clasificado, cuando te lesionas, cuando no cumples la expectativas de la sociedad, como tener una casa, casarte, tener hijos porque lo has intentado todo por tu deporte, esas sensaciones también son diferentes”

Desde su fallecimiento han sido muchas las críticas a la federación neozelandesa de ciclismo. Entre las voces autorizadas, el dos veces olímpico Eddie Dawkins ha apuntado directamente a los organismos que gestionan el deporte de élite del país como máximos responsables de la situación a los que ha exigido explicaciones:

Es una maldita vergüenza, es terrible que esto haya sucedido (…) espero que si sale algo positivo sea que los deportistas sepan defenderse a si mismos

Fuente : Joan Rivas ( EL PAÍS)