Suma y sigue del neozelandés que no tiene rival en T100 en una carrera que careció de grandes batallas.
No actuaba como local, pero como si lo fuera Hayden Wilde actuó como abanderado del triatlón oceánico que por primera vez veía aterrizar en casa al circuito T100 y en un fin de semana en el que Matt Hauser puede proclamarse campeón en las Series Mundiales de Triatlón y en el que Ashleigh Gentle había brindado el primer podio local, el neozelandés puso su grano de arena para dejar la victoria en el continente. A su estilo, de menos a más con punto de inflexión sobre la bicicleta y sacudida final en la carrera a pie con la tranquilidad y solvencia que ha caracterizado su paso por esta distancia.
MUCHO RUIDO Y POCAS NUECES (O MUCHA IGUALDAD)
Antes de que todo ello sucediera, al rebobinar hasta el inicio de la competición, el agua fue territorio indómito o más bien extremadamente peleado. Dos kilómetros en los que primero Sam Dickinson trató de establecer sin éxito un ritmo que rompiese el grupo y después Menno Koolhaas dio continuidad al trabajo del británico para estirar hasta al extremo antes de que el relevo definitivo del propio Dickinson resquebrajase definitivamente ese endeble equilibrismo y dejase al frente y con una renta de apenas +14” respecto al resto a ambos y a Mika Noodt y Wilhelm Hirsch. Todo ello antes de afrontar un T1 que al igual que hubo sucedido con sus homologas femeninas horas antes tornó compleja y atropellada para muchos de ellos.
WILDE & NOODT UNA SOCIEDAD EFICAZ Y BENEFICIOSA
A priori no lo necesitaba, puesto que su suficiencia durante el año así lo decía, pero con unas distancias tan flacas, anuladas en esa primera transición, Wilde vio como Wollongong extendió la alfombra azul para hacer de la suya una victoria escrita desde los albores.
Aceptó el cuarteto con Dickinson, Noodt y Youri Keulen manteniendo una posición protegida detrás del líder provisional hasta que decidió tomar cartas en el asunto y prender la mecha del cómo y el cuándo quería forjar su enésimo éxito. Optó por hacerlo en el KM30 y progresivamente hizo caer a cada uno de sus acompañantes, excepto a Noodt que descarado rebatió al neozelandés para mantenerse a rueda y después incluso atreverse a darle relevo.
Un trabajo conjunto de intereses velados para el teutón que de la mano del subcampeón olímpico alejó hasta los dos minutos diez su renta respecto a Keulen, fijarla en +2’20” con Dickinson y dejarla en +3’29” con Koolhaas al que el estonio Henry Räppo se acercó (+4’19”).
DESFILE DE HAYDEN EN UN 18K DESCAFEINADO
Labor interesada de rédito pensando en podio puesto que en cuanto la competición encaró su carrera a pie fue evidente que Noodt era consciente de sus posibilidades y seguir el paso de Wilde en el 18K era una idea suicida que ni siquiera probó momentáneamente.
De este modo, y con un sombrero que se está convirtiendo en santo y seña de su uniforme en condiciones cálidas, Hayden Wilde (3:06:07) emprendió su camino en solitario hacia la victoria, la cuarta. Con paso firme, pero sin necesidad de desplegar todo su potencial, el neozelandés fue ampliando su renta de forma progresiva y sostenida según pasaban los kilómetros hasta levantar la ansiada cinta de línea de meta, tan sobrado y contundente que tuvo tiempo de disfrutar durante los últimos kilómetros de las felicitaciones y ánimos de la afición e incluso lanzar mensajes a cámara, porque en 2025 él es el rey del circuito T100.
DICKINSON DECEPCIONA Y KEULEN SE REIVINDICA
Con Wilde en un mundo aparte, la primera parte del 18K trajo la sorpresa negativa de Dickinson cuyo rendimiento decayó súbitamente y no presentó batalla. El que fuera tercer clasificado en T100 Riviera Francesa se vio relegado de un plumazo a la sexta posición, más pendiente desde entonces de no verse superado por Jake Birtwhistle que de atacar posiciones delanteras.
En cambio, más interesante se presentó el duelo por la segunda y tercera plaza después de que el asfalto en menos de 5K clamase como resuelta y de forma irrefutable la grieta entre Keulen y Koolhaas, los hombres que separaban el último cajón del podio y la medalla de chocolate. Ahí se concentró toda la emoción de la carrera, en un Noodt versus Keulen en el que el neerlandés redujo hasta poco más de medio minuto su desventaja, pero a diferencia de lo que sucedió en el duelo entre Sara Pérez Sala y Ashleigh Gentle, no hubo tensión final y el alemán pudo controlar el empuje de su vecino.
Quirúrgico y limpio así fueron la segunda posición de Mika Noodt (3:06:42) que sumó su cuarto podio consecutivo y la tercera plaza de un Youri Keulen (3:07:12) que después de muchos sin sabores lograba su primer podio del año.