El norteamericano suelta algunas perlas durante la primera entrega del documental emitido por la ESPN

Al servicio de la polémica, la ESPN ha estrenado el documental ”Lance”, ventana que el exciclista ha aprovechado para admitir parte de los errores de su pasado, además de lanzar algunas puyas al mundo ciclista.

Él mismo reconocía que es consciente de que el montón de detractores que tiene, es probable que nunca le perdonen lo que hizó, pero como siempre ha abogado, esto se hizo tan solo siguiendo la corriente de todo el espectro profesional.

Marina Zenovich es la encaragada de dirigir un documental, que lejos de ser panfletario, tampoco sorprenderá mucho a cualquiera que se haya interesado en el mundo ciclista de los 90s-00s.

A sus 48  años, confiesa que la realidad que se vivía entonces era ”compleja y única”, y hay momentos en los que Armstrong sigue con maniobras evasivas tratando de enrocar ciertos temas que podrían manchar aún más su imagen y la de su entorno.

El doping apareció en su vida a los 21, según explica él, aunque es vox pópuli que quizás fuese unos 4 años antes, momento en el que Lance empezaba a despuntar entre los juniors, cuando empezó su relación con el EPO.


A la defensiva

Cuando Zenovich aborda el marco vital de Armstrong, este se muestra altivo y desafiante.

El proyecto Livestrong asegura que nunca ha sido usado como escudo contra las acusaciones que se vertían contra él, aunque sí que reconoce que su cáncer le habría beneficiado para reforzar su figura pública delante de los afectados por esta terrible patología. Añade que no le extrañaría que dicha enfermedad podría haberse derivado de la consumición de fármacos para aumentar su rendimiento, desde unas edades tan tempranas.

Asimismo, Lance parece no haber enterrado el hacha de guerra contra la persona que destapó la manta que cubría al siete veces ganador del Tour, Floyd Landis. El excompañero demandó a Armstrong por 100 millones de euros por daños y prejucios.

Cómo no, el tejano hace otra demostración de su particular carácter, cuando admite que ha aprendido a vivir con las faltadas y a los insultos, a los que reconoce responder más de una vez con una ”peineta”.

”El rey de los tramposos” así es como le llamaron hace un tiempo en un bar dónde el entrevistado se encontraba pasando el rato con su amigo, a lo que admite haber estado apunto de acabar a los puños, pero que finalmente se saldó con Lance corriendo a cargo de todo lo consumido por el grupo que lo increpó.


Os dejamos con uno de los ‘momentazos’ del documental