El francés habla sin dobleces de Kona, su posición aerodinámica y números sobre la bicicleta o la sobre estimulación electrónica que vive el triatlón.

Con su cuarta posición, Léon Chevalier se destapó como el “dark horse” del Mundial de Kona tal y como aventuró Sam Long en las jornadas previas. Ahora, y después de regresar a la rutina para encarar sus últimos compromisos del curso, el galo ha aprovechado para responder a las preguntas de sus seguidores en un Q&A.

PROGRESIÓN SIN FIN EN MENOS DE UN LUSTRO


Su reciente TOP4 se ha convertido en el mejor resultado mundial de un Chavalier que tal y como confiesa comenzó a dedicarse seriamente al triatlón a partir de 2020 de la mano de Susie y Rob Cheetham tras coquetear con otros deportes y donde en cuatro temporadas completamente volcado en él siempre ha sabido sacar su mejor versión el Día D, mostrando además una progresión clara (7º en su debut en 2022, 5º en Niza el curso pasado y 4º hace quince días).

ENTENDER LA INCIDENCIA DEL CLIMA EN KONA, CLAVE PARA ÉL


Escalón a escalón cada vez más cerca de los puestos de honor y por lo tanto de la presión mediática y propia que parece no le quita el sueño pues según afirma “generalmente no duermo mal antes de un gran evento”. Algo que demostró a la práctica donde considera que las condiciones climatológicas que rozaron la perfección para lo que es la zona y donde “el calor y la humedad – siendo esta menor de la esperada – fueron notables únicamente en la carrera a pie”.

Chevalier ahonda y en el tema y confirma que ese hecho jugó un papel decisivo en la carrera y el resultado final “Ayudó ir en bicicleta más rápido pero todos nos quemamos a pie”. Un pensamiento que se asemeja al expresado por Antonio Benito en las últimas horas. Sin embargo, a diferencia de lo que le sucedió al español, el francés supo regularse. “Me lo tomé de forma muy tranquila y me guardé algo para mi. No exploté y únicamente me recalenté debido a la mala planificación con respecto al avituallamiento en Queen K” es la respuesta de Chevalier a cómo se reguló en el maratón.

LA AERODINÁMICA SOBRE LA BICI ES CUESTIÓN GENÉTICA Y DE ENTRENO


Astuto en la carrera a pie donde su contención le valió para pelear por el podio y extremadamente veloz en su punto fuerte, la bicicleta donde firmó el segundo mejor tiempo, lo que le catapultó de la parte más trasera de la tabla al grupo de los favoritos. Es en ese punto donde Chevalier se ha explayado focalizándose en una posición aerodinámica que es la envidia de muchos.

Unas explicaciones que llegan con sorpresas. Tales como que el galo asegura que ser aerodinámico es también una “cuestión de genética y entrenamiento sobre el rodillo”.  Un último punto que recalca en busca de mejoras. Sin embargo, responde que son 0 los minutos que gasta sobre el Tempor para lograr esa posición aero. “En el rodillo siempre TT. Afuera siempre bici de carrera donde he entrenado durante 7 semanas es otra de las frases que deja León Chevalier.

En ese intercambio de mensajes, cuenta que durante las sesiones en la “cueva” sobre la TT su ritmo cardíaco se mantiene sobre “125-170 dependiendo del esfuerzo”. Además, ha confirmado que por el momento no tiene planes de pasar por el túnel del viento en post temporada.

¿Más potencia? La posición sigue siendo muy individual” ha sido la franca y directa valoración del francés respecto a las nuevas posiciones sobre la bici que proponen otros compañeros como Kristian Blummenfelt o Gustav Iden.

CUESTIÓN DE VATIOS (EVOLUCIÓN, RODILLO VS COMPETICIÓN, T100, IRONMAN…)

Los números y vatios es otro de los puntos que ha tocado. Si bien se ha negado a mostrar sus registros en Kona, sí que se ha prestado a ofrecer los de Niza (2023) fijándolos en 285 NP. También los de su evolución en el Umbral de Potencia Funcional estimado 380 en 2020 (primer año) frente a los 400 de 2024.

Igualmente, ha razonado la diferencia de números entre el rodillo y los de competición “la potencia tiende a ser algo más alta en carretera para el mismo HR. Probablemente porque se puede aumentar más por un costo energético mínimo”. Para finiquitar la temática bicicleta, Chevalier sitúa entre 20-30 vatios la diferencia de potencia entre una prueba T100 (100k) con un Ironman.

EL HAUL O KONA COUNT DE CHEVALIER


Hace apenas un día os hablamos del Kona Count, ahora Chevalier realiza el suyo propio. En su caso, el triatleta parisino se decantó por vestir un Wyn Republic CdA como tritraje, acompañado en el agua por las Arena Cobra y se calzó unas Hoka Cielo x1 que ganaron la partida a las Hoka Rocket x2.

La mayor amortiguación de estas últimas para preservar mejor sus piernas de cara al final de la maratón y sobre todo la manera en la que impulsan la recuperación hizo decantar la balanza versus unas Rocket x2 que en otro contexto son más útiles al hacerle correr más rápido. Sin embargo, ni unas ni otras son sus favoritas de la marca. Según cuenta, ese honor recae en las SpeedGoat 4.

Además, eligió el Drag2Zero.66 de montura dual como soporte para montar los botellines en la parte delantera de su Cervélo y lo completó con un plato de 60 dientes, un cassette de 11-34, una presión de 66psi en la rueda delantera y 68psi en la trasera y una longitud de biela de 170mm.

NO NECESITO UN DISPOSITIVO QUE ME DIGA CÓMO ME SIENTO” CHEVALIER A CONTRACORRIENTE


Más allá de la preparación específica para Kona, el francés ha desvelado que sobre la bici pasa entre 14 y 17 horas semanales de entrenamiento adecuado en una semana común, mientras que ha especificado que son 5 o 6 las sesiones dedicadas a la natación sin especificar la duración.

Pero lo realmente importante ha sido su visión y postura respecto a la revolución tecnológica que está viviendo en los últimos años el mundo del triatlón. En ese sentido, Léon Chevalier se desmarca de la mayoría de sus colegas en temas como la aclimatización, el lactato o Zwift.

Para habituarme al calor y la humedad no uso sensores, ni protocolos; solo un poco de sentido común” era el primer bombazo del galo. El segundo llegaba con el famoso lactato. Brutalmente honesto soltaba “No necesito un dispositivo que me diga cómo me siento o lo duro que estoy trabajando. Cada vez que te paras a medir el lactato, yo estoy entrenando”. El último, aunque más suave era para las plataformas virtuales multijugador “Soy un ‘rawdog’” es decir no utiliza ni pantallas, ni música para entrenar sobre el rodilo.

En definitiva, su categórico “100%” como réplica a si han complicado excesivamente las rutinas de entrenamiento lo resume todo. Sea como sea, lo cierto es que su apuesta por las técnicas más artesanas y de la toda la vida lejos de la “adicción” tecnológica le está dando resultado a Léon Chevalier.

SU EVENTO PARA CERRAR LA TEMPORADA


Tras su medalla de chocolate en Kona, Léon Chevalier pondrá punto y final a su temporada en la Gran Final del T100 Triathlon World Tour el próximo 17 de noviembre en Dubái, siempre y cuando no realice una apuesta de última hora y se presente en Ironman Cozumel una semana después.