Cada vez recibo más demandas sobre ansiedad para afrontar una triatlón, incluso de triatletas con experiencia, y uno de los principales motivos es la natación.

La ansiedad al inicio de la carrera, puede provocarnos varios estados y síntomas que podemos empezar a sentir incluso días antes de la prueba, pero también en los momentos previos. Algunos de estos pueden ser:

  • Desmotivación: Llevas tiempo entrenando con un objetivo, te apuntaste a una tri que te hacía ilusión, todo va bien, pero de repente nos cuesta ver el sentido de lo que estamos haciendo, no tenemos ganas de que llegue el día o nos resulta indiferente, queremos que pase sin más. Nos sentimos demasiado relajados y “nos da igual”, no conseguimos conectar con el chip competitivo.
  • Me duele…: Seguro que no te suena a chino. Justo la semana antes te constipas, pillas la gastroenteritis de tu vida, te da un tirón, tienes migrañas, insomnio, te has dado un golpe tonto… Ya conocemos lo peligroso que puede ser el estrés en relación al dolor y emoción que nos provoca así como su vínculo con las lesiones.
  • Empieza el pánico: Estás en la línea de salida y empiezas a sentir cómo tus pulsaciones se disparan más de lo normal, empiezas a sentir una sensación de opresión en el pecho, retortijones o punzadas en el abdomen, continuas ganas de orinar o ir al baño, te falta el aire, sientes rigidez muscular o incluso sensación de despersonalización (como si tu cuerpo estuviera allí pero lo vivieras desde fuera, sensación de extrañeza, de no controlar)

¿Qué está sucediendo para que cada vez más personas tengan temor a este primer tramo?

Nos encontramos ante la realidad de que cada vez hay más inscritos en las salidas, un mogollón de gente que se tira al agua a la vez, lo cual asegura un momento de lucha y golpes por el que deberemos pasar.

Es una parte más de la prueba que siempre ha estado presente, pero el creciente número de personas contribuye a que sintamos más agobio (no puedes nadar cómodo, recibes muchos golpes, etc.) e indefensión (tienes miedo a que no te vean, a que no lleguen las piraguas de salvamento a tiempo, a que te hagan “daño de verdad”, etc.).

Que haya más cantidad de personas, también implica que varias de estas serán triatletas noveles, con menos práctica en estas salidas, lo que puede alterar un poco la dinámica (personas que no saben bien donde colocarse, no se orientan, no regulan, falta de preparación o práctica para afrontar la salida, etc.).

Los medios juegan también un papel importante en la difusión del miedo, ya que tristemente hemos podido escuchar con bastante frecuencia distintos fallecimientos en las salidas del agua. O incluso los anuncios de picadas de medusas o tiburones en el agua.

Todo esto hace crecer el delirio colectivo al miedo al tramo de natación, modificando la actitud de muchos triatletas ante esta parte, que empiezan a sentir este miedo, que se desbordan y pierden los papeles agarrando, pasando por encima, dando codazos, pegándose a veces innecesariamente  a otros nadadores, en definitiva, fomentando el caos de las salidas.

Aquí te dejo algunas pautas básicas para empezar a solucionar la temida ansiedad al agua:

  1. Simula situaciones de salida. Sentir que dominas la situación te aportará tranquilidad
  2. Visualiza. Imagínate cómo puede ser el momento. Cómo te desenvolverás, qué puede pasar, cómo resolverás imprevistos.
  3. Practica los días previos y antes de la prueba técnicas de relajación y respiración. Te ayudarán a reducir el estrés del momento.
  4. Usa frases y palabras que te puedan tranquilizar y dar seguridad en el momento.
  5. Contacta con un psicólogo profesional para trabajar más profundamente el problema si no consigues sentirte bien.