Las lesiones son un proceso que muchas veces se sufre más a nivel psicológico que físico. ¿Cuáles son los pasos que sigue nuestra mente?

¿Porqué?

Haces tiempo, toquemos madera, pasé por una época difícil debido a una lesión de la que me costó recuperarme. Pero me sirvió para darle vueltas al coco e identificar que nos pasa al lesionarnos. Me ha parecido interesante hablar acerca de cómo nos afecta a nosotros y a quién está cerca.   Todos estamos cansados de leer comentarios o artículos acerca de cómo debemos afrontar las lesiones, y cómo podemos aprovecharlas para crecer mentalmente, y para que sea un aprendizaje más de nuestro entrenamiento. Y que conste que estoy muy de acuerdo con lo que la mayoría dicen, pero claro, el problema viene cuando nosotros y en primera persona nos encontramos en esta situación, y encima de rebote afecta a aquellos que están a nuestro alrededor, familia, amigos, etc.


Mi experiencia

A mí me pasó, lo reconozco. Hubo momentos donde no supe asumir esta situación y revertir aquellos pensamientos negativos. Cosa que afectó en mi vida personal.

Podríamos decir, que pasé por tres etapas, una primera de rabia e impotencia por perderme entrenamientos o competiciones. Una segunda, donde pensaba en mi objetivo del año, con miedo a si se pondría en peligro. Finalmente, una tercera, y gracias a mi pareja en aquel momento y a mi entrenador y amigo, donde intenté aprender a relativizar la situación, y a intentar no gastar energía en algo que no dependía exclusivamente de mí, si en el proceso de recuperación, no en como mi cuerpo tardaría en recuperarse.


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¿Qué nos pasa?

Me gustaría situaros ante el problema. El punto de partida sería cuáles son las reacciones psicológicas que tenemos frente a una lesión. Son varias, intentar reconocerlas en vosotros, os sorprenderá. Yo lo he intentado y la verdad, me identifico bastante.

  • Disminución de la autoestima

Una primera reacción es la de pérdida de identidad, afecta directamente a la representación que tenemos de nosotros mismos, y disminuye nuestra autoestima. A mí me pasó, pensé que todo lo que hacía me salía mal i que no conseguiría un estado óptimo de forma debido a esta lesión. Una segunda reacción se traduce en una pérdida de confianza por si podremos llegar a nuestro objetivo. Pensé que no podría afrontar mi objetivo de ese año en condiciones. Esto repercute en nuestra motivación y rendimiento, que van disminuyendo. Yo estaba más pendiente de la lesión que de disfrutar.

  • Las 5 fases, de la negación a la aceptación

Existen cinco fases, una primera donde experimentamos una negación de la lesión, pensamos que seguramente no será nada. Piensas que es una simple molestia, incluso muchos de nosotros continuamos entrenando, con lo que nuestra lesión puede agravarse.

Pero cuando por fin lo reconocemos, una segunda fase de cólera nos invade, ¿por qué me pasa a mí? ¿Por qué ahora cuando estoy en un estado óptimo? En una tercera fase, una vez hemos explotado toda nuestra cólera, empezamos a negociar con nosotros mismos acerca de los pasos a dar para recuperarnos.

Pero al reflexionar, entra en liza la cuarta fase, comprobamos que nos perderemos competiciones, entrenamientos, y la frustración nos invade, incrementándose en caso de que la lesión se alargue más de lo previsto. Finalmente, en la quinta etapa, aceptamos la situación he intentamos reorganizarnos para establecer nuevos objetivos de acuerdo con la evolución de la lesión. Aprendemos a relativizar la situación, y a intentar no gastar energía en algo que no depende directamente de nosotros.

  • Prevención, proactividad y paciencia

Evidentemente existen una serie de aspectos que nos afectan, y que paralelamente deberíamos ajustar. La furia y la confusión que sentimos, y que sólo nos producirá pensamientos negativos y una mala recuperación. Debido a la proximidad de nuestro/s objetivo/s tenemos prisa por volver a competir, casi podríamos decir que una obsesión enfermiza se adueña de nosotros, no pensamos en nada más. Otro aspecto para corregir sería negar la importancia que tiene nuestra lesión, lo cual hará que nuestra recuperación sea más lenta. Relacionado directamente con estos dos aspectos anteriores tenemos las recaídas por querer volver demasiado pronto.

  • La euforia final… hay que dosificarY ahora tenemos un tema un poco delicado, y reconozco que me toca de lleno, a veces exageramos o magnificamos lo que hemos conseguido, ya sea en el proceso de recuperación ya sea en los resultados obtenidos en las primeras competiciones. A mí me pasó. También deberíamos prestar atención a nuestros repentinos cambios en nuestro estado de ánimo, ya que no sólo nos afecta a nosotros, sino también a las personas que tenemos más cercanas, como la familia, amigos. Y finalmente, pero no menos importante, debemos desterrar de nuestra cabeza todos aquellos pensamientos negativos como “haga lo que haga, no me voy a recuperar“, y que sólo hacen que perjudicarnos.

La psicología también se ha de entrenar

Como podéis ver, la psicología es una parte muy importante en el entrenamiento y que no estaría de más entrenar o dejarse asesorar. De esta manera podríamos recibir consejos sobre la lesión y el proceso de recuperación, o recibir destrezas psicológicas específicas para afrontar la situación, como establecer objetivos, hablarnos de forma positiva, visualizar y relajación, y prepararnos para hacer frente a posibles recaídas.

Todos cometemos errores, pero no por cometerlos debemos sentirnos mal y conformarnos. Tal y como dice siempre mi entrenador: “disfruta de cada entrenamiento, de cada momento, el triatlón no consiste solamente en cruzar la línea de llegada, es un proceso del que, si no disfrutas al máximo de cada momento, no disfrutaras del final”.