El canadiense se auto impuso un ultimátum de 6 meses después de su 4º puesto en Daytona, y se ha puesto en manos de un reconocido entrenador de natación
2 sesiones de natación privadas con el entrenador, más 3 de conjuntas con el resto del grupo. La recta de Lionel para dejar de perder valiosos segundos con el resto de los mejores triatletas del mundo.
Unos segundos que supusieron un mundo para el de Canyon en el Mundial de la PTO, y que le hubiesen asegurado un puesto en el podio.
De esta manera, Lionel se ha forzado a poner su cuerpo a ‘enseñarle’ a nadar, recibiendo un feedback constante de un entrenador que estará revisando su técnica y errores, ya que el mismo Sanders reconoce que su error no está en meter poco volumen o intensidad, sino en que su trabajo no ha sido nunca eficiente ni chequeado por un profesional.
Lo que intentará replicar es el pasado de muchos triatletas de élite, que vienen de estar en clubes de natación desde edades muy jóvenes, y es por eso que luego pueden entrenarse por su cuenta, ya que tienen las habilidades y destrezas técnicas correctas, tan solo deben ejecutar las sesiones correctamente para alcanzar un estado de forma.
Sanders se está dando cuenta de que debe de dejar de batallar con el agua, para aprender a fluir sobre ella y por ende ir más rápido. Algo que consigue según él, gracias a una buena comunicación con su entrenador.
Todo ello, está consiguiendo que en pocas sesiones, el canadiense se note más consciente de cómo está en el agua, sus puntos débiles, y la mentalidad que debe de mantener para ganar ese punto extra que lo separa de las victorias.