Muchos atletas profesionales del mundo del triatlón y otros deportes se centran en desarrollar su carrera deportiva sin pensar en el futuro. Toda carrera deportiva tiene un momento en que llega a su fin y, muchos profesionales, no son consciente de la realidad económica ahí fuera y las consecuencias que conlleva.

Ramon Alegre, deportista de élite durante 20 años como jugador de hockey hierba y ganador de una medalla de plata en Pekín 2008, conoce bien esa transición hacia la retirada que el mismo vivió pero también como actualmente asesor financiero certificado por la European Financial Advisor.

En una entrevista, Ramon Alegre afirmava que laa retirada no debería ser un problema, pues todo deportista sabe que llegará en algún momento.  “El problema es la incertidumbre”, aseguraba el Alegre, ya que no se sabe cuándo llegará ni el motivo, “si es por lesión, fin de carrera o por la necesidad de entrar en el mundo laboral” en el caso de los deportistas amatuers o semiamateurs .

A nivel económico,  la retirada es un problema si no se ha tenido una buena planificación financiera de cara al futuro. En muchos deportes es muy necesario planear una estabilidad económica para que cuando llegue el momento de abandonarlo, uno esté preparado/a.

La cruda realidad: la corta vida laboral de un deportista

Hoy en día, la vida del deportista de élite se caracteriza por una corta vida laboral. Así lo detalla el experto, pues normalmente la carrera en el deporte va desde los 16 años hasta los 34 años. El pico de ingresos se concentra en muy pocos años, siendo necesario entonces prepararse para la retirada y la transición hacia el mundo laboral y ahorrar de forma sensata el gran patrimonio generado durante los años deportivos.

En ese sentido, Antoine Walker, ex NBA, explicó en la Cnbc en 2016 su experiencia tras perder más de 100 millones de dólares entre el juego y fallidas inversiones inmobiliarias. En la entrevista alertó a sus compañeros para “elaborar un plan de ahorro que les asegure estar bien el resto de su vida antes de comenzar un lujoso estilo de vida”.

Un caso similar es del ex campeón del mundo de boxeo Mike Tyson, que tras lograr unos ingresos superiores a los 400 millones de dólares en su carrera se declaró en bancarrota en el año 2003. Así le sucedió también a su rival en los cuadriláteros Evander Holyfield, que llegó a amasar una fortuna de 350 millones de dólares, pero que dilapidó entre casinos, malas inversiones, costas judiciales y un elevado estilo de vida.

Como vemos, la mala gestión del patrimonio y la poca organización de cara al futuro incierto son los principales problemas que grandes figuras han tenido que hacer frente.

Diversificar las inversiones, la mejor solución

En España, un ejemplo claro de la diversificación de inversiones es el del futbolista Gerard Piqué. Aún en activo como futbolista, convertido en responsable de la nueva Copa Davis a través de Kosmos, propietario del FC Andorra e inversor y asesor estratégico de Sorare, es la clara imagen de muchos atletas que se han reinventado convirtiéndose en empresarios, con el objetivo de asegurarse una buena vida a largo plazo. Esta técnica también la siguieron otros deportistas, como es el caso de Micheal Jordan, cuya fortuna no proviene el baloncesto sino de su propia marca Nike o al comprar los Charlotte Hornets