Siguiendo la reivindicación que merece el papel de la mujer en el deporte, hoy traemos este articulo de una triATLETA en familia.

Muchas veces la gente cuando sabe que corro o hago triatlones, me suelen mirar raro… Y aunque ahora somos muchas las que nos estamos animando a correr o a  ir en bici, todavía los hombres nos sacan mucha ventaja.

Y aunque digamos que estamos en el siglo XXI y hay mucha igualdad, mis hijos siguen llamando a su padre para jugar a fútbol y a mí cuando tienen hambre o no encuentran su camiseta preferida.

Yo también era así, ¿deporte, eso qué es..?, era de las que mantenía el gimnasio, porque lo estuve pagando mucho tiempo sin acudir y es que siempre había algo que hacer : trabajar, llevar la casa, comprar, los niños…todo era más importante que yo o el deporte.

Mi único contacto con el deporte era mi Blog,  www.triatlonenfamilia.com , en él, escribía los entrenamientos  de mi marido y su grupo de amigos. Yo los acompañaba a las carreras y les hacía las fotos, podía pasarme horas sentada o de pie esperándolos, me gustaba tanto el ambiente como el verlos correr, eso sí, el hacerlo yo, era impensable.

Pero un día eso cambió, mi marido tenía que aprender a nadar para los triatlones de larga distancia y me pidió que lo acompañara al cursillo, iríamos al mediodía. A mí, no se me había perdido nada en el agua y a mi edad, donde iba a un cursillo. Pero me sorprendió comprobar que no era la única, había muchas mujeres como yo, algunas venían por deporte, otras por salud; pero todas coincidían en que  ese rato, era necesario para desconectar y seguir adelante. Yo me sentía bien conmigo misma, me sentía a gusto, era un rato solo para mí, sin pensar en nada más, por unos momentos podía olvidar el estrés diario…La experiencia me gustó y se me dio bien.

El correr  vino más tarde, aprovecharíamos el rato que mis hijos estaban haciendo extra escolares,  y para el asombro de muchos, ya que no lo había hecho nunca, tampoco se me dio mal, supongo que el fondo que cogí con la natación me ayudó bastante…

Después llegó el probar alguna carrera, mis hijos están acostumbrados a ir para ver a su padre, para ellos es Superman, pero  a su madre se les hacía raro, la verdad es que se me hacía raro hasta a mí…jajaja

Pero la sensación de correr, la gente animando, el no saber  si sería capaz de llegar, sufrí porque tampoco voy a mentir, pero cuando cruzas la meta esa sensación es indescriptible, ya no te duele nada y ver la cara de tus hijos gritando “lo has conseguido, eres una campeona” no tiene precio. El que me conoce un poco, sabe que a mí los tiempos me dan igual, mi nivel de satisfacción no lo puede medir un Garmin. Y a mi familia tampoco, lo único que importa es que lo hemos hecho, que el esfuerzo ha valido la pena y es algo que hemos conseguido por méritos propios.

El año pasado decidí dar un paso más y me apunté a un triatlón, solo me faltaba la bici y eso puedo practicarlo con mis hijos, solemos salir los cuatro juntos. Aprovechamos los fines de semana que hay más tiempo. Es más, uno de mis hijos me dejó su bici para hacerlo, decía que era mejor que la mía, era su manera de ayudarme y yo de  hacerle feliz.  Y aunque Gerard solo tiene 10 años y  Adri, 13, ambos sienten que deben de proteger a su madre y a mí me encanta ver como se preocupan.

Tanto mi marido, Iván, como yo, hemos sabido buscar los horarios para que no interfieran en nuestra vida diaria y para que a los niños les afecte lo menos posible, intentamos madrugar, ir al mediodía o llevarlos a los entrenos, nosotros corremos y ellos nos siguen con la bici.

Os aseguro que yo pensaba que era imposible unir deporte+trabajo+familia, pero me he dado cuenta de que no, es más ahora ya no lo cambio por nada. Tengo casi 40 años, siempre digo que me ha pillado mayor, pero dicen que para esto del running no hay edad y que razón tienen.

Este año me propuse como reto la Maratón de Barcelona y allí estuve, junto a 20.000 runners más corriendo por mi ciudad,  hubo momentos que no olvidaré nunca, la gente te anima mirándote a los ojos y con un cariño enorme, varios amigos vinieron a correr conmigo unos kms dándome su apoyo, mi marido sacrificó su marca y la hizo a mi lado. Crucé con él y mis hijos la meta, ambos llevaban la misma camiseta que yo la de Triatlón en familia, porque eso es lo que somos ante todo, una familia. Después llamé a mi padre para decirle que lo había conseguido y antes de que pudiera contarle mucho más, me colgó, al principio no lo entendí pero luego lo vi claro,  cuando él contó a sus  amistades que su hija participaba en la Maratón, la mayoría le había dicho que era un reto demasiado grande y ponían en duda que lo consiguiera, ahora tenía que llamar a todos para decirles que sí, que su hija era Finisher.

Siempre me preguntan como lo hago para llevar tantas cosas, pero cuando haces algo que te gusta y te motiva encuentras el tiempo. En cambio, cuando no te apetece, encuentras mil excusas. La verdad que cuanto más cosas haces, mejor te organizas. El deporte me ha llenado de vitalidad, me canso menos, tanto en el trabajo  como haciendo las faenas de casa y  el día me cunde muchísimo.

Aparte, también tengo que agradecerle al deporte, el tipo tan estupendo que me ha quedado…jajaja

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